Fotos antiguas del puerto de acapulco, 1910 a 1940.
Legado de fotos antiguas para los Acapulqueños , y los que aman Acapulco.
Leyendas.
ACATL Y QUIÁHUITL
La leyenda principia cuando una tribu yope que se había establecido en las inmediaciones de la bahía, se ve atacada por otra deorigen náhuatl, que los derrota y obliga a huir. La tribu náhuatl era nómada por lo que transitoriamente se establece en el lugar que arrebatara a los yopes. Durante su estadía en la cuenca de la bahía, nace Acatl hijo del jefe de dicha tribu, quien lo encomienda a la protección de Quetzalcóatl. Los nómadas abandonan el lugar que ocuparan en busca de otros sitios de caza. Transcurren los años y Acatl, con el consentimiento de su padre, parte en busca de su futura esposa y en su peregrinar llega al sitio donde se encontraba una tribu y se enamora perdidamente de Quiáhuitl, la hija del jefe, sin saber que pertenecía a la tribu yope que su padre había derrotado.
El padre de Quiáhuitl, por el odio y rencor que tenía contra el padre Acatl que lo había expulsado de las inmediaciones de la bahía, niega el permiso para los esponsales y maldice a Acatl, invocando a sus dioses para que lo hechicen. Acatl entristecido, llega al refugio donde había nacido y dando paso a su desilusión, sin saber que con ello se cumplía el hechizo, lloró tanto su amargura, que las perlas incontenibles de sus ojos humedecieron su atlético cuerpo, que poco a poco se fue deshaciendo, derritiéndose completamente, para convertirse en un charco de lodo y no de sangre, del cual, como hijos de Acatl, brotaron unos carrizos.
Quetzalcóatl, furioso por el daño que le habían ocasionado a su protegido, castiga a los yopes en la persona de Quiáhuitl, convirtiéndola en una nube. Una tarde la nube penetra por la bocana a la bahía y habiendo localizado los carrizos, hijos de su amado Acatl, la furia y celos la invaden, por lo que se arroja sobre ellos en forma de tromba, destruyéndolos y arrasándolos para morir en el lodazal y fundirse en Acatl, compartiendo así su destino.
De esta leyenda se desprenden las definiciones de Acapulco: "lugar de las cañas en el lodo", "en el lugar de los carrizos grandes o de las cañas grandes", "carrizal destruido" o "en el lugar en el que fuero destruidos o arrasados los carrizos".
El primer extranjero en Acapulco.
Existe otra leyenda que dice que el primer extranjero que llegó a Acapulco era un monje chino con el nombre de Fa Hsien quien visitó el pequeño poblado en tiempos prehispánicos, alrededor del 417 d.C, mucho antes que Cristóbal Colón hubiera cruzado el Atlántico para descubrir América. De regreso en China, el monje relató sobre el hermoso pueblo que llamó "Ye Pa Ti" o el " Lugar de las Aguas Hermosas". Contó de llegar y encontrar a amigables nativos pertenecientes a la rama de los indios Nahoa, con quienes pudo comunicarse a través de buena voluntad y señas. Le dio a los nativos su primera probada de arroz y a cambio le dieron a él tortillas de maíz, venado seco y cerdo salvaje. Les dejó muestras de vestimentas de seda y aparentemente logró cruzar en varias ocasiones más, trayendo cada vez consigo más artículos para trueque. Esta leyenda habla sobre encuentros y comercio tempranos con la cultura china, pero aunque existe testimonio de esto en varios registros chinos, es poca la evidencia física con la que se cuenta.
HISTORIA.
Para entender a la ciudad Acapulco, hay que entender que hay un complejo proceso histórico atrás, según algunos investigadores de la historia de nuestro país, a dos mil años antes de Cristo, cuando ya había habitantes. Hay vestigios de cabezas de arcilla en la "ciudad perdida" en el poblado de La Sabana. Hace varios años con motivo de la expropiación de punta diamante se localizó cerámica. En ambos casos con una antigüedad de dos mil años antes de la era cristiana, lo que quiere decir que es puerto es antiguo aunque modernizado a través de los tiempos. Acapulco, según la lengua nahuatl significa en sus raíces Acatl, Pol Co, "lugar en que fueron destruidos o arrancados los carrizos".
LOS GALEONES.
Abrir la ruta de Acapulco a la colonia Filipinas, tropieza al inicio con varios problemas debido a que lo propuesto por Urdaneta, de proveer al puerto de astillero, madera, equipo y alimentos, no se había hecho ni se contaba con el elemento humano necesario para la empresa.
Acapulco carecía de todo, era la hermosa y protegida bahía, puerto natural por excelencia que brinda resguardo a las naves y nada más.
Las mercancías que se embarcaban en Acapulco con destino a Filipinas consistían en grana, cochinilla, añil, en general las plantas tintóreas, pasamanería de oro, loza, tejidos de lana, vino y aceite, éstos últimos llegados de España; la plata acuñada que se enviaba para los sitiados para solventar los gastos gubernamentales, así como, la remitida por los comerciantes para adquirir los productos de la India y China.
Las ventajas que sobre Acapulco presentaba Filipinas para la construcción de los barcos eran numerosas. En las islas, se contaba con madera, artesanos chinos, malayos y aborígenes con gran tradición en la manufactura de naves que significaba mano de obra barata y abundante, en tanto que en México-Navidad y Acapulco acontecía lo contrario, aunado esto al apoyo que significaba para la colonización, lo que inclinó la balanza a favor de Manila.
Lo que acá era difícil, allá fue fácil. Las maderas empleadas en Filipinas para la construcción de los galeones eran, la teca para el armazón y en las uniones, quilla, timón y piezas interiores, se usaba la madera conocida en las Filipinas con el nombre de Molave. Para el casco de la nao se usaba la madera de Lañang de gran flexibilidad. Para las cuerdas de los aparejos y jarcias se empleaba el cáñamo de Manila. Las telas y apaños se producían en la provincia de Ilocos, mientras que los metales se compraban en China, Japón o Macao y aún en la India; para ser trabajados por los herreros chinos.
En general, grande fue la resistencia de los galeones, tanto que eran descritos como fuertes castillos en el mar. La capacidad de carga de los barcos, era en un principio, de trescientas toneladas, aumentándose paulatinamente con el transcurso del tiempo y perfeccionamiento del diseño hasta llegar a dos mil toneladas. Si bien los barcos eran resistentes y permitieron mantener el servicio con regularidad, no por ello dejaron de existir críticas.
De acuerdo al Colegio de México, la presencia española en las tierras calientes de la costa se mantuvo sólo en aquellos casos que como los puertos de Veracruz o Acapulco, eran puntos vitales para la sobrevivencia de la Colonia. Por ello, esos puertos, son ciudades sostenidas desde fuera. Puertos legales y geográficamente necesarios para el tráfico comercial entre la metrópoli y el puerto real que era la Ciudad de México y carecían de vida propia.
Existían otros proyectos que bien podían haberse desarrollado en el puerto de aquellos años como la pesca de la ballena y el cachalote, sin embargo, el estado actual de las colonias españolas, la desidia de los habitantes era un obstáculo para esta tarea. Cómo hallar marineros dispuestos a dedicarse a esta difícil labor en un país en donde según la opinión del común del pueblo, el hombre es feliz sólo con comer plátanos, carne salada, una hamaca y una guitarra. La esperanza de las ganancias era un estimulante muy débil, bajo una zona en donde la benéfica naturaleza ofrece al hombre mil medios de crearse una existencia cómoda y tranquila, sin apartarse de su país ni luchar con los monstruos del Océano.
Los marineros de los galeones eran contenidos en una proporción que llegó a ser de un español por cinco filipinos -estos ganaban menos- y se les pagaba por lo general cuando la nao regresaba a Manila, impidiendo con ello que desertaran. Esta situación dañaría permanentemente a nuestro puerto, convirtiéndolo tan sólo en el de arribo de la Nao de China, como en la práctica se denominaba la ruta que unía a México con las Filipinas.
CIUDAD Y CAPITAL
Acapulco surge portuariamente cuando Cortés dispone que las naos san Miguel y San Marcos, a las órdenes de Diego Hurtado de Mendoza, partan para explorar las costas del Océano Pacífico.
La villa o aldea que surge con motivo de la partida de las naos, no tuvo un nacimiento similar a otras poblaciones, osea, mediante la ceremonia de su fundación, acorde a lo indicado en uno de los primeros documentos destinados a reglamentar la construcción de las ciudades y villas de la Nueva España: "Ordenanzas sobre descubrimientos, población y pacificación de las Indias". En este documento, el Rey dispone la forma que debe seguir la traza de las ciudades y villas.
EL ANTIGUO PALACIO MUNICIPAL
El puerto de Acapulco tuvo un célebre convento de franciscanos fundado en junio del año de 1607. Con los títulos consiguientes se erigió el convento de San Diego de aquel puerto, dándole el nombre de Nuestra Señora de la Guía, a imitación del templo consagrado a esa advocación en las Islas Filipinas, entre Cavite y Manila. El convento de San Francisco de Acapulco, se fundó con objeto de servir de hospital, cuidáronlo seis religiosos de la provincia de Michoacán y en 1632 pasaron los religiosos de san Hipólito a cuidar ese establecimiento de beneficencia.
El convento se ubicaba en la pequeña loma localizada al noreste de la catedral, antigua Parroquia de la Soledad, predio ocupado actualmente por el Palacio Municipal. Dejó de funcionar al ser convertido en hospital y baluarte a raíz del sitio impuesto a la ciudad, y todo el personal que lo habitaba fue concentrado a la fortaleza de San Diego junto con toda la población española.
Abandonado el edifico fue solicitado por las autoridades a fin de instalar en el mismo las oficinas públicas, ya que el edificio que ocupaba la Presidencia Municipal, frente al Jardín Álvarez, según el decir de los interesados, en condiciones ruinosas debido a los frecuentes temblores, lo que justificaba la mudanza al antiguo convento, que con algunas adaptaciones hechas en las postrimerías del siglo pasado, sirvió durante más de 50 años de Palacio y cárcel Municipal.
"El llamado Palacio Municipal, está enclavado en lo que antes era una antigua cofradía de religiosos. Lo que conocimos como tal, fue acondicionado en 1910, para instalar el reloj público, mismo que fue inaugurado el 16 de septiembre de 1910; pero en 1912, fue derribado por un ciclón. Para construir el actual edificio circular, que contiene las oficinas Municipales, se demuele el anterior, respetándose solamente un muro que forma parte del actual Auditorio y que correspondía a la celda que ocupara durante el tiempo que estuvo presa, la pintora Sofía Bassi, y lo utilizara para una pintura mural, la que, según los expertos, es una obra de arte, motivando su conservación. El actual Palacio Municipal fue inaugurado a fines del año 1971.
CRÓNICA HISTÓRICA.
De 1406 a 1502 después de ser sometido por la cultura Tolteca, Acapulco, se convirtió en parte del Imperio Azteca, Acapulco fue tomado por los Tarascos al igual que sucedió en Zacatula, en la región de la Costa Grande.
El 13 de Diciembre de 1521 enviado por Hernán Cortés arribó con su embarcación a la bahía de Acapulco, el español Francisco Chico el que se pronunció como descubridor por ser ese día dedicado a Santa Lucía le bautizó con dicho nombre a la hermosa bahía, aunque hay que constar que otros historiadores citan diversas fechas, de llegada de otros marinos.
El camino de herradura de la capital azteca a este puerto sirvió a Cortes para emplear a los indios a llevar carga para la construcción de embarcaciones que utilizaba en sus exploraciones lucrativas.
Por cierto, Cortés frecuentaba a Acapulco, pernoctando en la pequeña bahía que después llamó Puerto Marqués en su honor, por ser el Marqués del Valle de Oaxaca.
El 30 de Junio de 1532 zarpó en su embarcación de la bahía de Acapulco el marino Diego Hurtado de Mendoza. En ese mismo año por decreto de la corona española, Acapulco fue denominada "Ciudad de los Reyes".
En 1556 es la patrona de Acapulco Santa María de Guía que es la misma de La Soledad, según algunos religiosos, pero fue en 1742 cuando se le dio un retoque a la imagen y de hecho desde entonces adquiere el nombre definitivo de La Soledad, que permanece en el altar mayor de lo que hoy es La Catedral.
En 1570 el rey Felipe II decretó a la a ciudad de Acapulco, como el sitio comercial para realizar los negocios entre América y Asia, principalmente Las Filipinas.
En 1590 con los hábitos franciscanos zarpó del puerto de Acapulco Felipe de Jesús hacia Asia para su movimiento cristiano, pero encontró la oposición del emperador. Junto con otros religiosos fue torturado y crucificado el 5 de febrero de 1591 en Nagasaki. Años más tarde se le declaró como el único santo mexicano.
En 1646 se realizaron actos de piratería por los ingleses que asaltaron a embarcaciones con grandes tesoros, que según una leyenda, están enterrados en la Isla de la Roqueta.
En 1616 se construyó el primer Fuerte de San Diego, para proteger a la población, pero el terremoto de 1776 lo derribó, dándose a la tarea de levantar otro castillo en 1783 que es el definitivo, baluarte de la lucha insurgente del padre José María Morelos y Pavón, cárcel para los revolucionarios que se opusieron a la dictadura de Porfirio Díaz (y algo para ripley, este lugar durante el siglo XX fue plaza de toros –hay fotos todavía en la super hamburguesa con toros al pie del fuerte -, sede de las reseñas mundiales de cine, escenario del estreno de El Pesebre con su autor Pablo Casals y sitio para diversas recepciones como la que se brindó a la Reina Isabel II, de Inglaterra y el príncipe consorte Felipe de Edimburgo, por el presidente Miguel de la Madrid).
El 1º de Noviembre de 1799 el rey Carlos IV, de España, declaró como Ciudad, a Acapulco. En el siglo XIX el barón Alejandro Von Humboldt, procedente de Guayaquil llegó al puerto y al asomarse desde la cubierta de su barco en la bocana y ver la belleza natural, exclamó que era el lugar más hermoso del mundo.
En Acapulco tuvieron lugar las grandes Ferias de la Nao de la China cada año, se desarrollaban del 10 de Enero al 25 de Febrero, donde se ofrecía lo más extravagante de la mercancía asiática.
Aquí llegó en una nao, La Mirra que se decía descendiente del Gran Mongol (sic), fue vendida al mejor postor y enviada a Puebla donde se le bautizó con el nombre de Catarina de San Juan, comunmente conocida hasta nuestros días como la China Poblana.
En 1831 tuvimos un hecho lamentable, el consumador de la Independencia y Ex presidente de la república, General Vicente Guerrero, fue traicionado por cincuenta mil pesos, por el italiano Francisco Picaluga en una hospedería que se encontraba frente al viejo Ayuntamiento, en la actual Plaza Sor Juana. Picaluga lo llevó con engaños al barco Colombo, dentro lo apresó, lo trasladó a las bahías de Huatulco y de ahí llevado afrente a un convento en Culiapan, donde fue fusilado.
La posada se encontraba a unos cuantos pasos del convento, del zócalo, del templo de La Soledad, sobre la vereda que iba a dar a los acantilados de La Quebrada, era la casa más grande, ahí se hospedaban los obispos. Ahí descanso unos días, Benito Juárez, cuando buscó la entrevista con el General Juan Alvarez, que dio paso al Plan de Ayutla y a la consolidación de la república, ahí vivió mucho tiempo Ignacio Comonfort al ocupar la administración de la aduana marítima, en fin, ahí llegaron todos los personajes desde principios del siglo pasado. Sillones, camas, cartas, documentos y otras reliquias, se conservaron mucho tiempo en esa casa, que se perdieron entre ellas algunas fotografías o pinturas sobre el Benemérito de las Américas, al no pensarse quizá lo que significaba el concepto de la historia nacional sino ahí fuera el museo de tantos próceres que se hospedaron en esa casa que tenía portones, jardines y caballerizas, donde también acostumbraban arribar los arrieros a vender sus mercancías para los comerciantes españoles y mexicanos. Otros llegaban en barcos, también buscaban refugio en esta posada. Ya hasta 1918, se formalizó el hotel "Altavista", que manejaban Luis González Veléz y su esposa Guadalupe Adame Salazar. Esta casa perteneció al doctor Roberto Posada y a las mamitas González, una de ellas esposa del facultativo y las mamitas, heredaron la casa a los hermanos Carlos, Virginia, Alberto, Agustín y a Luis González Veles.
En 1889 el arquitecto Enrique Lauller y el presidente municipal de Acapulco, Antonio Pintos Sierra elaboraron el plano de esta Ciudad y Puerto cuando eran cinco mil habitantes y pocos barrios como La Lima, Los Tepetates, Viejo Campo santo, Tambuco, La Guinea, que por cierto por decreto del Gobierno del Estado de Guerrero, fueron declarados como históricos, conservándose como están como un símbolo cultural y típico.
El 2 de mayo de 1895 nació en el barrio de La Playa, José Azueta, uno de los grandes héroes mexicanos, que el 21 de Abril de 1914 con el grado de teniente, en el puerto de Veracruz defendió la soberanía nacional ante el invasor norteamericano, cuando se le quiso proporcionar atención médica con un facultativo de ese país lo rechazó, él murió junto con el cadete veracruzano Virgilio Uribe.
Otro acapulqueño ilustre nacido en 1890 fue Juan R. Escudero, quien en su juventud al conocer las penurias de sus paisanos, a pesar de ser hijo de un comerciante rico español, luchó contra los propios empresarios españoles y mexicanos que explotaban a los obreros, los defendió en su periódico "regeneración", como fundador del partido obrero, alcalde y ciudadano, lo que motivó un complot, siendo atacado primero en el palacio municipal donde al dársele el tiro de gracia quedó paralítico, vivió y desde la silla de ruedas continuó la defensa de los marginados, pero el 21 de Diciembre de 1923 después de estar en las mazmorras del Fuerte de San Diego, fue fusilado junto con sus hermanos Francisco y Felipe que secundaban su lucha.
A las cero horas del nacimiento del siglo XX los nativos no pasaban de cinco mil, festejaron el advenimiento con cohetes, verbenas y otras muestras de alegría.
En 1903 vio la primera luz en Acapulco José Agustín Ramírez Altamirano, que desde la tierna edad tocando el órgano en el templo o tomando la guitarra compuso lo mejor como el Himno a la Madre, el Corrido del Agrarista, el vals María Elena que le regaló a Lorenzo Barcelata, Acapulqueña, Caleta, La San Marqueña, Ometepec, Linalore y otras. Un hombre que además de maestro, fue insigne borracho y pendenciero, dejando de vivir a la edad de 54 años por cirrosis hepática. A la postre, su hermana; la también maestra Conchita, fundó el Instituto México, en la avenida Niños Héroes y Tehuacan. Aún pueden encontrarse en este colegio, piezas escritas por él.
El 14 de Febrero de 1909 Acapulco vivió una de las mayores tragedias, cuando se incendió el Teatro Flores, construido de madera, sin seguridad, pues las puertas en lugar de abrir hacia fuera eran al revés y eso ocasionó que se convirtieran en cenizas cientos de residentes y costeños que vinieron a la inauguración de ese escenario donde hubo muchos que lo contaron como el niño Pepe Muñuzuri, que con el tiempo se convertiría en un periodista, lo salvó su padre, don Samuel, al arrojarlo hacia fuera.
El 30 de Julio también de 1909 un terremoto sacudió a Acapulco, llevando la muerte, la desesperación y la zozobra a los habitantes.
En 1920 el presidente Alvaro Obregón planeó el camino a Acapulco que lo terminó ocho años después el presidente Plutarco Elías Calles con lo que inició una nueva vida. Del turismo a este destino de playa, convirtiéndose las casas particulares en de huéspedes, con hamacas, catres y buen pescado o marisco, carnes y las frutas de la estación, no pasando de dos pesos diarios, cuarto y comida. Fue como se fundaron los hoteles "Acapulco", de don Federico Pintos (Bisabuelo del conocido actor Hector Mujica Pintos); "jardín", de doña Balbina Alarcón de Villalvazo y "Miramar", de don Adolfo Argudín, donde llegaban los Presidentes de la República, estadistas, banqueros, estrellas de cine y otras personalidades.
El 9 de octubre de 1920 ancló en la bahía el buque real inglés "Renov" trayendo a bordo al príncipe Eduardo que no recibió honores oficiales por estar rotas las relaciones entre la Gran Bretaña y México, pero de todos modos la amabilidad y anfiotrionía de los nativos permitieron que el soberano recorriera hasta Pie de la Cuesta. Es el mismo que abdicó ala corona, pasando el trono a su hermano Jorge, por preferir el amor de la plebeya Wally Simpson. Al morir el Rey subió al trono Isabel II.
El llamado príncipe azul se encontró aquí al almirante Bretón que fuera héroe de la primera guerra mundial y a quien los nativos le apedreaban como un loco, o pordiosero. Que gran sorpresa se llevaron todos cuando pasó revista a la tropa real y, este misterioso hombre que se dedicaba a la evangelización, desapareció, tal como había llegado.
En 1920 accidentalmente una pareja estadounidense que se dirigía a Panamá aterrizó sobre la llanura de Pie de la Cuesta, un pájaro de acero jamás visto, por lo que acudieron a darles la bienvenida. Fue, hasta 1929 cuando se iniciaron los vuelos comerciales, instalándose el campo de aterrizaje frente a la Playa Hornos, en lo que después fue "Hotel Papagayo" y hoy parque público para los niños y, donde hicieron sus incursiones los pilotos Zarate, el chueco Espinoza, Pepe de la Vega y Santacilla.
Acapulco seguía creciendo y urgía un aeropuerto que no ocasionara tantos riesgos y accidentes mortales. Los técnicos localizaron una amplia superficie entre mar y laguna, en Pie de la Cuesta y hasta allá llevaban pasaje en sus automóviles Pepe Villalvazo, además del administrador de Aeronaves de México, Ramiro Sosa Meléndez, Francisco María Dávila, Leobardo Cano, Sigifrido Aguirre Piza, Rafael Camacho y otros.
Acapulco siguió creciendo en hoteles como el Papagayo, La Marina, Los Flamingos, El Mirador Del Monte, Las Palmas, Casablanca, Club de Pesca. Con la avenida Costera inaugurada en 1947 por el presidente Miguel Alemán Valdés, se construyeron más hoteles y se proyecto un nuevo aeropuerto en Plan de los Amates donde comenzaron a llegar los jets, pero luego se amplió a internacional en el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz, que lo inauguró en 1967, con el nombre de Juan Alvarez.
Con el presidente Lázaro Cárdenas del Río se colocó el primer aparato telefónico desapareciendo la compañía Erickson para ir modernizándose muy a la mexicana hasta llegar a la actual automatización. El texano Alberto Pullen por un lado crea la Fraccionadora de Acapulco en la Península de las Playas y se asocia con el alemán Wolfgan Shombon, viene al desarrollo moderno.
Johnny Weismuller, John Wayne, Elizabeth Taylor, Orson Wells, Tyrone Power, Erroy Flyn y otros artistas de Hollywood toman como su sitio de verano a Acapulco, alquilan una casa club por el rumbo de Caleta pero se dan cuenta que puede ser sede "el hotel los Flamingos" y lo compran. Allí llevan a cabo sus reuniones con artistas mexicanos como Pedro Armendariz, Lola del Río, María Feliz y algunos más. Filman un gran número de películas que viene a ser la gran promoción hacia Acapulco en el mundo entero.
Yves Custeau en su barco oceanográfico "Callipso" pasa sus temporadas en la bahía. Aquí escribe y aprende español el autor de "Exodo", León Uris. Escribe sus memorias frente a nuestro mar el ex premier ingles Anthony Eden. Pasa su luna de miel aquí Brigitte Bardot. Se casa aquí con Mike Todd la bella Elizabeth Taylor.
Vienen en sus giras memorables el doctor A. Sukarno, entonces presidente de Indonesia, Josip Bross Tito, presidente de Yugoslavia, Dwight Eisenhower, John F. Kennedy y Lyndon Baines Johnson presidentes de los Estados Unidos. Cada año el diplomático alemán estadounidense Henry Kissinger, disfruta de vacaciones. Aquí pasa su luna de miel.
El ex presidente José López Portillo dijo: Acapulco vive y vivirá y recientemente el presidente Carlos Salinas de Gortari exclamo: Acapulco es la tierra del eterno sol.
Así, Acapulco vivió sus años dorados como destino turístico durante los años 50, vio todo tipo de eventosinternacionales, como hemos visto en las crónicas. Su clima privilegiado y su bahía, lo hicieron el destino de playa ideal