SOBRE LOS JARDINES DE MONFORTE
El presidente de la asociación de Amigos de los Jardines Valencianos defiende no sólo el mantenimiento del muro de Monforte sino la reapertura del acceso público desde el palacete
26 de diciembre de 2009 - JULIO LACARRA LÓPEZ
El intento de eliminación del muro de los jardines de Monforte y su sustitución por una verja constituye un eslabón más en la larga serie de agresiones que el jardín ha padecido por parte de su actual propietario, el Ayuntamiento de Valencia.
La mala gestión de este Bien Cultural, que obliga a los ciudadanos a visitarlo por la puerta de atrás (un añadido de los años 70 del pasado siglo) origina declaraciones tales como las del concejal señor Bellver o las de la señora Broseta, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia en las que siempre hablan del «singular parque», eludiendo la condición de jardín histórico-artístico que caracteriza a Monforte.
Nos resulta del todo indignante que este relevante jardín valenciano sea únicamente accesible por una puerta trasera que impide la comprensión del programa iconológico expuesto en la entrada histórica y además evita la percepción sensorial de un espacio que desde su origen marca diferentes direcciones. La entrada por el Palacete o Pabellón de Descanso es la que permite comprender el jardín y emocionarse con sus ambientes tan diferentes, resguardados por ese muro que ahora se pretende eliminar.
No nos olvidemos que nos encontramos ante un Bien de Interés Cultural al haber sido declarado en el año 1940 Jardín de Interés Histórico Artístico y no en un jardín de barrio con pipican.
Tras varios años de instancias y papeles con el Ayuntamiento de Valencia (su propietario) y con la Consellería de Cultura, sin conseguir que el Palacete sea abierto al público como medio de acceso al jardín (se alega que está dedicado a bodas, que Protocolo tiene allí las oficinas, que hay un comedor de trabajadores.) se denunció esta situación ante los tribunales y se iniciaron dos procedimientos contencioso-administrativos.
En uno de ellos, la mismísima Directora General de Patrimonio, doña Paz Olmos Peris, dio a entender en fase probatoria (pues fue llamada como testigo por parte nuestra) que el jardín y el palacete eran entidades diferentes, cuando la misma Consellería, en su catalogación de Bienes Culturales, incluye dentro de la misma unidad (como no puede ser de otra manera) el jardín y el palacete. El acceso se define a través del zaguán del pabellón de descanso, es más, se describen con detalle los valores arquitectónicos del Palacete. En concreto, se dice textualmente: «En consonancia con el carácter señorial del jardín se conserva el pabellón de recreo, especie de palacete construido a iniciativa del propio Marqués de San Juan, y cuya puerta es paso obligado y único al jardín».
La no apertura al público del palacete, y la falta de difusión adecuada tanto en los medios de comunicación como en los centros de información turística y cultural ha sido acreditada por esta Asociación en los referidos procedimientos judiciales pudiéndose comprobar fácilmente este extremo, por ejemplo, consultando la Oficina Municipal de Turismo. El Plan Especial de Protección del BIC tampoco ha sido elaborado por el Ayuntamiento. Nos preguntamos si todo ello tiene que ver con el uso que se le ha atribuido, en ningún caso incompatible con lo que la Ley de Patrimonio determina y esta Asociación reclama, siempre que se adopten las correspondientes medidas de seguridad tal y como refiere la Ordenanza de Parques y Jardines de Valencia, que en todo caso habrían de establecerse estuvieran o no dichas oficinas por la relevancia del BIC (Bien de Interés Cultural). Las administraciones y entidades de la Comunitat Valenciana puedan destinar el ejercicio de una actividad pública en estos inmuebles siempre y cuando no se desvirtúen los valores históricos, artísticos o culturales de los edificios integrantes del patrimonio cultural del que sean titulares, previo informe de la Consellería.
El objetivo de la Asociación AJAVA es conseguir que el Ayuntamiento de Valencia y la Consellería de Cultura recuperen el respeto por el Jardín de Monforte manteniendo el muro y abriendo la entrada histórica al mismo y cumpla con las obligaciones que la legislación vigente prescribe, a fin de que se recuperen las medidas de protección y fomento necesarias para que todos los ciudadanos puedan contemplar y disfrutar de esta obra de arte que es herencia de la capacidad colectiva de un pueblo. En un estado democrático estos bienes deben estar adecuadamente expuestos al servicio de la colectividad en el convencimiento de que con su disfrute se facilita el acceso a la cultura y ésta es en definitiva el camino seguro hacia la libertad y el bienestar de todos los ciudadanos de esta hermosa Comunitat y de este maravilloso país.
Fuente: LAS PROVINCIAS
JARDÍN DE MONFORTE, 1859
C/ Monforte, Plz. Legión Española
Autor: Sebastián Monleón Estellés
La unidad formada por palacete y jardín de Monforte fueron construidos en 1859, según proyecto del arquitecto Sebastián Monleón, sobre una existente casa particular de recreo con su huerto (Hort de Romero) situado en la zona extramuros de Valencia. Declarado Jardín Artístico nacional en 1941, fué restaurado ese mismo año por Javier de Winthuyssen. Desde 1970 es propiedad municipal, fecha en la que se amplió el jardín añadiéndole una franja en su parte oeste. El palacete, perfectamente integrado con el jardín a través de la circulación en crucero por su planta baja, tiene una planta superior cuadrada, formando una cruz griega con cuatro habitaciones en los ángulos laterales. Una linterna ilumina la bóveda de la planta principal adornada por numerosas pinturas al fresco. La terraza superior ofrecía en su tiempo, una vista panorámica de Valencia y su entorno. Fué restaurado en 1985 y actualmente no es visitable, abriendo sólo para la celebración de bodas civiles. El jardín, de corte romántico con episodios neoclásicos, está considerado uno de los mejores ejemplos españoles. En apenas 12.000 m. desarrolla dos zonas principales: una geométrica o parterre viejo, con setos recortados y esculturas italianas de mármol, y otra naturalista mas informal (accesible por el singular patio- jardín secreto lateral de la casa) con gran estanque y montañita artificial plantada de pinos y sotobosque, que alberga una gruta en la parte inferior. El jardín triangular, que a modo de rótula une estas dos partes, recuerda a los jardines arábigo-valencianos: setos de mirto, naranjos de copa alta y fuente con cantinela de agua, enmarcada por arcos de ciprés. El túnel metálico cubierto de Bougainvillea y una rosaleda, completan la planta irregular de este jardín en el que uno de los logros de su excepcional trazado es la transición gradual, casi imperceptible, entre sus diferentes zonas. Los ejemplares de Cupressus, Pinus, Taxus, Ginkgo, Cocculus, Magnolia, etc han alcanzado gran envergadura y consiguen aislarnos del entorno, creando un ambiente de isla verde en medio de la ciudad a pesar de la presión de edificación en su perímetro. Sólo es posible acceder al jardín por la puerta de la ampliación de 1970. Inexplicablemente, no está abierto el acceso natural, a través de la casa, y el visitante debe tenerlo en cuenta porque esto dificulta la lectura y comprensión del espacio.
Texto extraido de la “Guia de Arquitectura de Valencia” Colegio Territorial de Arquitectos de Valencia - CTAV 2007.
A DERRIBAR MUROS
26 de diciembre de 2009 - J. M. COELLO
LAS PROVINCIAS
Quizás haya razones sanitarias o estéticas para derribar el muro del jardín de Monforte pero hay otras tantas culturales e históricas para mantenerlo, para preservar l’Hort de Romero tal y como lo conoce Valencia desde el XIX. En los años 90 del siglo pasado el Ayuntamiento y Cultura impidieron demoler las fincas que ocultan el monasterio de la Trinidad y usaron los mismos argumentos que ahora rechazan para el jardín: había que preservar el recogimiento centenario del convento, aislarlo del tiempo. Sus silencios.
Conviene ser consecuente. Si derribamos las tapias de Monforte ¿por qué no las del clásico jardín de Ayora, las del más moderno de las Hespérides. o el más antiguo de los muros, el pretil del Jardín del Turia?. ¿Por qué no hacer lo mismo con el Botánico, que también reclama sol y ventilación para sus plantas, según informes de la Universitat?. Asusta ¿verdad?. Pues tanto como derribar las tapias de Monforte.
EL MURO DE LA DISCORDIA
El derribo de la tapia del Jardín de Monforte de Valencia desata la polémica
S. VELERT / L. MASERES - EL PAIS Valencia - 28/12/2009
El 7 de marzo de 2008, el presidente del Consell Valencià de Cultura (CVC), Santiago Grisolía, expresó su “preocupación” por el estado de conservación del Jardín de Monforte de Valencia. La comisión de legado histórico del organismo decidió entonces la redacción de un informe sobre el jardín, y éste se remitió un mes más tarde al Ayuntamiento de Valencia y a la Consejería de Cultura. Afirmaba el documento, entre otras cosas, que una parte del muro que rodea el jardín se veía “presionado por el crecimiento de los árboles”. Más de año y medio después, aquella “preocupación” de Grisolía ha desembocado en un encendido debate. Dentro y fuera del CVC.
El motivo es la decisión del Ayuntamiento de eliminar una parte del muro perimetral del parque, que tiene la consideración de Bien de Interés Cultural (BIC), con la pretensión de hacerlo más accesible al público y remediar las humedades y la lenta asfixia de varios árboles de gran porte pegados a la tapia. El proyecto recibió el visto bueno de la Dirección General de Patrimonio de la consejería a mediados de noviembre. El muro se puede derribar siempre y cuando no se alteren “las esenciales características volumétricas y espaciales del ámbito” y la consejería pueda supervisar la colocación del enrejado.
La intención de ejecutar el cambio, que el Ayuntamiento aún no ha presentado públicamente porque ultima el proyecto, ha suscitado numerosas reacciones de rechazo.
La Asociación de Amigos del Jardín Valenciano lo considera un “acto de expolio” denunciado directamente al Ministerio de Cultura y merecedor de la dimisión de la directora general de Patrimonio, Paz Olmos, de los concejales con competencias en el asunto y del propio presidente del CVC, así como de los miembros de la institución que votaron a favor del derribo en un segundo informe aprobado a finales de noviembre pasado. La portavoz municipal socialista, Carmen Alborch, ha pedido al consistorio que “rectifique” porque se trata “de un jardín romántico que nace con vocación de estar cerrado y protegido”.
En la misma línea, desde las páginas del diario Levante, el ex consejero de Cultura Fernando Villalonga, a cuyos antepasados perteneció el jardín, ha calificado el derribo de “barbaridad” y “atentado al patrimonio” contra un parque que corresponde a la tipología del hortus conclusus o huerto cerrado. El de Monforte “es un jardín neoclásico, cerrado, y debe mantenerse así”, opina Villalonga, como también Esquerra Unida o el Cercle de Benicalap, que en un principio vio “irracional” el proyecto y lanzó una recogida de firmas para un escrito dirigido al Ayuntamiento. No obstante, el pasado jueves 17 de diciembre, el Cercle y República Valenciana afirmaron que el Ayuntamiento les ha mostrado el expediente y que sólo se eliminará parte del muro recayente a las calles de Monforte y del Doctor Severo Ochoa, por lo que ahora consideran “justificado” el proyecto, pero con ciertas reticencias. Por ello, el pasado martes, la agrupación envió un escrito a la fiscalía de Valencia en el que solicitan una investigación para aclarar si hay un posible expolio.
Villalonga, como otros críticos con el planteamiento municipal, ha apuntado a los vecinos del entorno como supuestos instigadores de la mayor apertura del parque, en cuyo palacete se celebran las bodas civiles. Uno de esos vecinos cercanos es el propio Grisolía. El presidente del CVC emitió con otros consejeros un voto particular al segundo informe sobre el polémico asunto y puso así de manifiesto el desencuentro en el seno del organismo a cuenta del muro de la discordia. En el pleno de la institución del pasado 26 de noviembre, se aprobó un informe de Carmen Morenilla y Vicente Muñoz Puelles que propone la “modificación de la tapia mediante la apertura de una o dos puertas adicionales” que permitirían ver el jardín desde el exterior, “lo que ayudaría a que el público lo conociera y visitara”. Hoy en día sólo hay una entrada habilitada por la plaza de la Legión Española y el jardín está mal señalizado.
Las puertas sugeridas “ayudarían también a resolver un problema mayor, el de la ventilación, que tanto parece afectar a la salud del suelo y a la de la vegetación”, apunta el informe, que recuerda que se trata de un BIC, por lo que las modificaciones “deberían respetar el carácter histórico e intimista del jardín de Monforte”.
No está de acuerdo Grisolía, cuyo voto particular suscriben otros cuatro consejeros (Ramón de Soto, Manuel Ángel Conejero, Enrique García Asensio y Luis Prades). “Desgraciadamente”, afirma Grisolía, en su ausencia al final de la reunión de la comisión de legado histórico artístico del 4 de noviembre se introdujeron modificaciones al informe de Morenilla y Muñoz Puelles que no han gustado al presidente del CVC. “Por la situación específica del jardín, rodeado en gran parte por altos edificios, los árboles no reciben bastante sol” y el muro también supone un “obstáculo a la aireación”, por lo que Grisolía propone “que se quite la mayor parte posible de los muros, muchos de ellos sin valor alguno, y que se reemplacen por verjas”. El Ayuntamiento aún no ha concretado qué parte del muro, si mucho o poco, pretende sustituir por una verja. Grisolía insiste en que el objetivo debe ser “que se conozca el jardín, que se use más”. Para el presidente del CVC el actual muro y la falta de más entradas “restringen el uso” del parque, lo que “no parece democrático”.
“Todos los problemas se podrían haber evitado”
Varios mecanismos parecen haber fallado en la gestión y conservación del histórico Jardín de Monforte de Valencia. Cercle Obert, la asociación que ha perseguido durante meses al Ayuntamiento y la Generalitat, está segura de la mala praxis de ambas administraciones. Según argumentan, los intereses urbanísticos que permitieron la construcción de un aparcamiento subterráneo en el entorno del jardín, han sido el desencadenante de su deterioro. Por ello, el pasado 22 de diciembre, y tras la reunión con los técnicos municipales, Cercle Obert envió un escrito a la fiscalía de Valencia solicitando una investigación e incluso una posible sanción.
Los controles que tanto el gobierno local como el autonómico deberían haber hecho hace al menos 20 años, nunca se redactaron. Según la normativa del Patrimonio Cultural Valenciano, las administraciones públicas tienen un plazo de un año para redactar un Plan Especial de Protección una vez un monumento haya sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Aun contando con dicha consideración desde los años noventa, y también catalogado como Jardín Histórico Nacional desde 1941, el de Monforte sigue esperando su plan.
Antonio Marín, presidente de Cercle Obert, ha denunciado de forma reiterada que todos los problemas se podrían haber evitado si se hubiera hecho el Plan Especial de Protección. De ser así, “nunca se hubiera autorizado la construcción del aparcamiento y ahora no se intentaría alterar parte del muro de mampostería”, explica. La zona afectada por las humedades es, según la asociación, justo la que coincide con el aparcamiento. Sin embargo, afirmaron que, aunque están en contra de que se derribe el muro, el proyecto del consistorio es “correcto” dentro de lo malo.
El Grupo Socialista del Ayuntamiento de Valencia también presentó la semana pasada varias quejas al equipo de la alcaldesa Rita Barberá.
Sujetos a que el proyecto de alteración del jardín nació de la concejalía de Urbanismo, sin contar con la opinión de los técnicos de Parques y Jardines, ni de la Fundación Municipal de Parques y Jardines Singulares, encargados de su conservación, el PSPV acusó a la alcaldesa de desvirtuar el legado histórico de la ciudad. “Barberá se obsesiona en degradar el patrimonio”, aseguró el concejal socialista Juan Soto.
Según las explicaciones aportadas por el gobierno local a la socialista Carmen del Río, no fue hasta después de idear la sustitución de parte del muro por una verja neoclásica cuando se solicitaron los pertinentes estudios. “La humedad, si existe, es la que generan los edificios de alrededor”, afirmó Del Río.