CAIFANES
Palacio de los Deportes
Junio 23, 2013
20:00hrs
Un Caifán de la Nueva Era.
No recuerdo bien a bien cuando fue el primer momento en que le puse a Emilio un disco de Caifanes, quizá a los cinco años. Lo que si recuerdo, es que después de un par de vueltas, el chamaco ya era fan. Cada vez que subíamos a la camioneta me los pedía, hasta que terminamos por hartar a su mamá y a su hermano :P
De ahí en adelante he visto como la tecnología ha sido su cómplice para abrir su propio camino como un Caifán de la Nueva Era; ya baja canciones para su MP3; ya pone su set list en el “goear”; ya se alucina cantando y tocando su guitarra con todos los vídeos del youtube y mil cosas mas… ¡pues a quién se parece éste chamaco!
Cuando nos enteramos de la inminente reunión en el 2011, estuvimos listos y atentos al re-encuentro en el “Vive Latino”, pero ahí pasó su primer gran decepción. Sí, el tenía en la mente a los de hace 20 años y no a los viejitos esos, jajaja. Lo peor fue la voz de Saúl que se escuchaba fatal, recuerdo su carita triste diciéndome “papá, ese no es Saúl, canta muy feo”.
Para los primeros conciertos oficiales de Octubre 2011, decidí no llevarlo, para que superara sus traumas, pero cuando iba saliendo para el concierto, me abrazó y casi se pone a llorar porque no lo iba a llevar, así que le prometí llevarlo al siguiente concierto.
Cumpliendo promesas.
En el 2012 se nos fue el concierto en el Auditorio, pero éste no lo dejaríamos pasar, así que hicimos equipo con Norma, una de sus maestras de primaria, que también es hiper fan. El concierto del 22 se nos pasó, pero el del 23 lo agarramos a los 10 minutos de iniciada la pre-venta, resultado, 4 boletos poco mas arriba del centro del palacio, que también se convirtieron en el regalo de cumpleaños de Emi.
Los días pasaron hasta que pudimos darle su regalo con doble sorpresa, ya que su maestra iría con él (yo en mi vida me hubiese imaginado en ir a un concierto con una de mis maestras en la primaria –y menos de rockeros- jajaja).
El elemento sorpresa.
El miércoles en la tarde, al revisar el face, me encuentro una publicación de “Corona Music” que anunciaba un concurso para boletos, me dije, ¿por qué no?. Lo primero que tenías que hacer era entrar a una aplicación para tocar en un teclado un fragmento de una rola de Caifanes, si te equivocabas en alguna nota, tenías que iniciar nuevamente, después de varios intentos lo logré; una vez pasada esa parte, venía una sesión de preguntas muy relax y listo, ahí ya estabas compitiendo por boletos dobles. Después anunciaron que podías competir también por un pase doble pero VIP, con boletos preferentes, bebidas y comida gratis, ahí tenías que enviar una foto de tu “memorabiblia”, así que ni tardo ni perezoso les envíe un collage de fotos de las que subí hace 2 años para el reencuentro, también les compartí mi reseña, la corbata que me regaló Emi y hasta “antes de que nos olviden” cantada por los dos.
Llegó el viernes y anunciaron a los ganadores de los pases dobles en la página, revisé y no aparecía mi nombre, pero no perdí la esperanza de los VIP. Llegó el sábado y no anunciaron nada, les envíe un mail para preguntar y nada, me dije “ni hablar, ya me llamaba”. Por fin en la tarde sonó el celular (número desconocido) y tómala, una voz femenina me decía “hola, ¿Héctor?, soy Daniela de Corona Music, te hablo para confirmar un mail que te acabo de enviar para decirte de eres el ganador de los boletos VIP”, la verdad no me cayó el veinte, sólo le contesté “si, ahora te lo confirmo, yo ya tengo boletos, pero mi niño quiere de hasta abajo”, y me confirmó “si, son de las primeras filas”, ahí es donde exploté de felicidad, y mas aún, cuando me confirmó que incluían bebidas y alimentos gratis. Al colgar le avisé a Emi y gritamos como locos. ¡Que sensación más chingona!
Después de eso dedicamos la tarde a ver vídeos de Caifanes y por primera vez le mostré mi gran tesoro, una caja que tengo con la mayoría de los boletos de los conciertos a los que he asistido, mientras buscábamos los de Caifanes le iba contando toda la historia que viví con ellos, desde que eran las “Insólitas imágenes de Aurora”, Emi sorprendido sacaba y sacaba mas y mas boletos, me decía “papi, tienes muchísimos, has ido a muchos muchos conciertos”, hasta ahí cobré consciencia de que ese momento se había convertido en algo fundamental, ahí le estaba pasando la estafeta y le dije “estos boletos ahora son tuyos”, me abrazo y me dijo “no, todavía son tuyos, cuando no estés se los voy a enseñar a mis hijos para decirle donde estuvo su abuelo”… buuuh, casi me pongo a llorar ☹
En fin, así seguimos sacando recuerdos, le mostré los acetatos y me pidió que nos los llevarnos para ver si nos los firmaban, porque en el 2011 bajaron a la primera fila para firmar y compartir con los fans. Después nos metimos al cuarto con guitarra en mano, para comenzar a ensayar las rolas para el gran día.
El gran día llegó.
Ahora lo único malo fue que ya no estaríamos con su maestra Norma en el concierto, pero los que si estuvieron fueron Rocío & Adrián (también hiper Caifanes) que se quedaron con nuestros boletos, que bien, de una u otra forma todos ganamos.
Y ahora a comenzar con el ritual, primero alistamos nuestra “piel de Caifán” para el evento, lo único malo es que mi playera me queda como embutido mal amarrado, y luego roja, pos peor, jajaja. De ahí salimos para estar a las 6pm por allá. En la entrada del estacionamiento ya nos estaban esperando nuestros amigos para hacer el canje de los boletos y entramos por la misma puerta para buscar a los de OCESA que tenían los nuestros, pero ¡oh sorpresa!, los polis y demás no conocían a nadie ahí, después de un par de llamadas –que se me hicieron eternas- llegó la chica con los boletos del concierto y las cortesías de la bebida y la comida, fiuuu, respiramos :D.
Al entrar a la explanada estaba un grupo en un pequeño escenario de “Corona Music”, tocando rolas del grupo, si querías te podías subir para cantar la rola que tu quisieras, le dije a Emi, pero le ganó la pena y no quiso, buuh. En fin, después de las fotos del recuerdo, ahora si, adentro para aprovechar las cortesías y contarle todo lo que había vivido en aquel lugar.
Mientras estábamos comiendo en la PB, los recuerdos me llegaban por montones, le decía de aquellos tiempos en que yo iba con gafetes de prensa -en los primeros conciertos masivos que abrieron el mercado en México- ahí un autobús pasaba por nosotros al Crown Plaza de Reforma y nos dejaba en la entraba principal del Palacio de los Deportes, nos hacían una valla de granaderos (en aquellos tiempos había que cuidarnos de los portazos y demás), después nos escoltaban hasta los palcos, donde teníamos un “barman” a nuestra entera disposición, ya para cuando salía el grupo, mas de la mitad de los reporteros no sabían ni como se llamaban, jajaja, que tiempos aquellos. Lo mejor es que varias veces me le pegué al reportero gráfico y me colaba hasta enfrente en las 2 primeras canciones, para ver al grupo en cuestión, ahora si en el mejor lugar que podía existir, entre otras cosas me acordé de aquel día en que antes de empezar el concierto de Def Leppard, la emoción me ganó y cargué el pedestal de “Joe Elliot”, o de aquel día en que subiendo a los palcos volteo a ver a mi cuate y le digo “que tienes en el hombro”, al voltear tenía un gargajo del tamaño del mundo, jajaja, cortesía del boca de chancla “Steven Tyler”, vocalista de Aerosmith. Mil cosas nos pasaron en aquellos años.
Y bueno, en esas estaba entre mis recuerdos, cuando una fotógrafa nos apuntaba desde lejos con su 70-200 L, ya que se acercó le pregunté ¿de que medio venía? y me contestó que era la fotógrafa del grupo, le pregunté si podía tomarle una foto al “set list” para que después me la pasara y me dijo “mira, si te acercas al terminar, igual te lo doy”…. wooow, ¡que mas podía pedir!
El inicio de un sueño.
Ya bien comidos y bien bebidos con la escala técnica correspondiente, nos enfilamos al túnel para que entrar al lugar, wooow, que sensación tan chida cuando la señorita acomodadora te va abriendo paso, como diciéndoles a los demás “a ver aquí vienen los VIP” jajaja, así pasamos todos los accesos hasta llegar a la cuarta fila, asiento 1 y 2. Mi primer comentario fue “¡sí, aquí nos queda de frente Sabo!”.
Aún era muy temprano y el lugar no estaba ni al 15% de su capacidad, así que a sacar fotitos, a platicar con los compañeros de silla y a sorprendernos de saber cuanto les habían costado los boletos. Después nos acercamos a la primera fila para explicarle a Emi donde se colocaría cada quién, ahí descubrir el cajón donde estaban los bajos de Sabo. Mientras tanto en las pantallas aparecían las recomendaciones para el público, entre ellas una que decía que “no le tomes fotos a Marcovich con flash porque le hace mucho daño”, ahí fui donde me di cuenta que lo había juzgado mal, ya que en una boda que le tomé un par de fotos con flash, me hizo unas jetas muy mamilas -y yo que pensé que era porque no quería las fotos, uuuhps-
Mientras tanto Emi volteaba a todas partes, muy sorprendido del lugar, como que aún no asimilaba que esto tuviera tanta gente, así de repente volteamos al centro del Palacio y alcanzamos a ver su maestra y a nuestros amigos que nos saludaban desde arriba. Así esperamos hasta las 8pm y nada, Emi impaciente me decía a cada rato “¿ya papá, ya mero empiezan?”, yo le contestaba “si, ya mero, ahora van ir anunciando primera llamada y así…” pero el tiempo seguía pasando y ni llamadas ni nada, ya lo tenía harto de fotos y para acabarla, leyó que en la sillas un letrero que decía “estrictamente prohibido subirse a las sillas”, y como ese muchacho es re bien portado, no quería subirse, le dije que sólo por hoy, porque el era chiquito y si podía, sino los grandes no lo dejarían ver nada, pero como que no lo convencí del todo.
Comienza el show…
Y por fin, después de mas de una hora de estar ahí, fuera luces y los cinco a escena, en ese momento a Emi se le iluminaron los ojos y giraba la cabeza buscando a cada uno, claro que cuando salió Sabo y se acercó a nosotros le grité con todas mis fuerzas “¡Sabooo, si vine!, jajaja.
De la penumbra salía ya el teclado con los sonidos de “Amanece” –recuerdo que mi hermana moría por esa canción, Diego era su amor platónico, el día que lo conoció en el Andy Bridges, casi se desmaya-. La ventaja del lugar que nos tocó es que estaba justo a la orilla, así que podíamos movernos hasta la primera fila y tomar una foto, pero en realidad no había mucha necesidad de ello. La única desventaja fue que teníamos justo en línea la hilera de bocinas, así que aquello nos llegaba con mucha fuerza, mas para Emi, que es bastante sensible a los sonidos fuertes, en fin.
Sin hacer mayor pausa de repente sonó un ritmo de batería inconfundible que estalló en un gran grito de todos cantando “para que no digas que no pienso en ti…”, para esos momentos Emilio me decía al oído “papá, siento debajo de la silla como suena la batería” y se agarraba a mi para no caerse.
En general nuestros vecinos de silla no fueron muy reventados (como podrán ver en los vídeos), 2 ó 3 filas mas atrás ahí si que estaba una buena banda que traía una pila genial, delante de nosotros también había un niño un poco mas grande que Emi y dos cuates que fueron la buena onda, estaban fascinados con los chamacos rockeros.
Y bueno, seguía el repertorio con “miedo”, hasta aquí me percaté de que la voz de Saúl nada tenía que ver con aquella de los últimos años, yo en verdad pensé que ya estaba frito, pero como que hizo algo para recuperar esos agudos que tanto lo caracterizan. Y así, llegamos a una de las rolas que mas disfrutó el mini Caifán, nada mas y nada menos que su favorita “veo perros que se arrastran al ladrar, me acuesto en el suelo y me dan ganas de morder… cuéntame tu vida, cuéntamela toda” –aquí Emi cantaba, aplaudía y daba aullidos de felicidad- (mejor vean el vídeo para que lo vean en acción).
Por fin la voz de Saúl para agradecer nuestra asistencia y enumerar los conciertos que han dado desde el reencuentro, así, sin más, de repente todos a brincar con “Debajo de tu piel”. Aquí era claro que el repertorio se enfocaría entre el tercer y cuarto álbum, muy buena elección, hace mucho mucho que no escuchaba esas canciones en vivo, es mas, muchas del cuarto disco jamás las había escuchado en vivo.
Y así sin decir agua va llegó mi rola favorita, por supuesto: “Sombras en tiempos perdidos”; en ese momento abracé a mi chamaco con una mano mientras tomaba vídeo con la otra, pero eso no me dejaba seguir el ritmo de mi bajo imaginario, y Sabo pues no me lo perdonaría, así que adiós video y a tocar como tantas y tantas veces mis cuerdas en el aire, Emi hacia lo propio con su guitarra, mientras la calidad del sonido de estos cinco se multiplicaba, en verdad NUNCA había escuchado que esto sonara tan bien, los cinco están mas que plenos en el escenario, igual o mejor que en el 2011, se les nota que los disfrutan muy cabrón, se abrazan, bromean, se besan, se dan jalones de greñas, como en aquellos inicios en que sólo hacían música por el gusto de hacerla.
A escena la enorme guitarra de Marcovich para acompañarla con “y vienes desde allá donde no sale el sol donde no hay calor…”, que chidísma guitarra, eso si, este cuate siempre metido en rollo, es el que menos interactúa con el público.
Ya para esas toda la banda estaba mas que prendida, se escuchaba un estruendo tremendo y como si todos tuviéramos una sola voz cantamos “viento, amárranos, tiempo, detente muchos años…”, aquí si se notó que el tono de la voz de Saúl tuvo que bajar considerablemente (ya no alcanza esos agudos de los ochentas), al terminar le di un gran abrazo y un gran beso al Emi, que no cabía de tanta felicidad.
Para terminar esta primera parte del concierto, siguieron con “Nubes”.
Segunda Parte.
Todos afuera de escena, baja un telón y empiezan a acomodar instrumentos al frente, sólo un reflector ilumina el micrófono central y de repente, la primera sorpresa de la noche. Sale sólo Sabo con su bajo y Saúl con su guitarra acústica, pero ahora el vocalista es Sabo, wooorales, así nos receta “fin, todo tiene un fin, menos el juego de tus ojos…” entre la emoción me atrevo a gritar “no necesitamos a Saúl, contigo basta” –Emi me ve como si ya hubiese perdido a su papá, jajaja-, y bueno, ahora que estoy escuchando la canción, creo que si me la prolongué, pero bueno, no lo hizo nada mal. Eso si el bajeo estuvo muy cabrón.
Después salió Diego para tocarnos una instrumental con su piano, medio de hueva, pero ahí quedó, y para rematar las sorpresas, le tocó ahora a la pareja formada por Alfonso (en la voz) y Diego en los teclados, cantando una canción de la autoria de Diego –de su disco solista-, y bueno, ya ésta es la tercera vez que escucho a Alfonso como vocal, y si se la rifa, claro, la canción se la dedicó a “Cecilia Toussaint” que estaba entre el público.
Entre todas estas rolas no muy conocidas por Emi, se le comenzó a bajar la pila, primero se sentó y mejor se dedicó a ver el concierto en las pantallas, mientras yo seguía el ritmo de mis instrumentos imaginarios. Siguió relajándose con “Vamos ha hacer un silencio”, para llegar a la rola que menos me gusta “Mariquita”, que trata de ser una fusión muy mexica, que para mi es X, pero lo mejor de ésta rola fue la anécdota, una vez que ya estaban todos en sus posiciones de repente Sabo se perdió, no salía a escena, Sául volteó una vez, otra mas, los demás hicieron un poco de tiempo afinando y así pasó un minuto y nada, hasta que Saúl se empezó a cagar de risa y dijo “mmhta ya se imaginarán que anda haciendo”, lo esperaron otros segundos, hasta que Saúl comentó “bueno, ya llegará y se integrará, sigamos”, yo pensé que le había pasado algo, pero al final de la canción apareció botado de risa, terminaron la canción y Saúl a capela comenzó a cantar en el mismo tono de la canción “Ay, que me dan, que me dan ganas de mear…” no bueno, fue el momento de la noche. En esto se nota la buena vibra que todos cargan ahora, aunque mi ídolo ya necesite de un “depend”.
Para continuar con la hora “relax” del concierto, ahora tocaron “Ayer me dijo un ave”, en donde Saúl hizo una pausa para agradecerle a todas las nuevas generaciones de Caifanes que estaban ahí “seguramente muchos de ustedes es la primera vez que nos ven tocar en vivo”, de ahí los reflectores empezaron a apuntar a los chamacos y Diego, que ahora estaba frente a nosotros empezó a saludarlos desde lejos con su mano, inmediatamente Emi saltó de la silla para subirse encima de mi hombro, alzando las manos para decir “aquí estoy”, en ese momento Diego lo vio de frente y lo señalo diciéndolo “es para ti”, uuhps, casi nos hacemos chis ambos juntos a la vez :D
Llegó así el turno para las “Insólitas” con “Hasta Morir”, y para cerrar éste encore, Saúl se quedó sólo con su acústica para impresionarnos con “Quisiera ser Alcohol”, wooow, si que me gustó su voz y el sentimiento que le imprimió, como en sus mejores años en Rockotitlán. Por cierto, antes de cantarla nos dio la ya clásica explicación de que ésta rola es la historia de un teporocho que se enamora de una prostituta y la única manera que se le ocurre para estar con ella es convertirse en alcohol.
Tercera Parte.
Para estas alturas ya estábamos en la canción número 16 y Emi no se veía muy divertido que digamos, como que no eran las rolas que quería escuchar, estaba esperando mas PUNCH, así llegó “Antes de que nos olviden”, con dedicatorias de Saúl (échenle un ojo al vídeo en mi Face). Esa la canté muy bajito con él, como si estuviéramos en el cuarto ensayando nuestras rolitas, mientras lo abrazaba con una mano con la otra tomaba vídeo con el celular (por eso tantos movimientos involuntarios como podrán ver en el vídeo).
Para sorpresa de todos siguieron “Elefante” y “Metamorfeame”, donde se prendieron muy cañón todos, che Marcovich, le sacó fuego a su guitarra, lo único malo es que esto a Emi ya no lo hizo muy feliz, llegó un momento en que mejor se tapó los oídos, uhhps… como se me olvidó la sensibilidad de sus oídos ☹
Lo mejor estaba por venir, yo tenía muchas ganas de escuchar el bajeo en “de noche todos los gatos son pardos” y se me cumplió, ¡Sabo, eres grande, grande! y no sólo de edad, jajaja, me hiciste brincar, saltar y más, en la mañana no me la acababa pero valió la pena.
Y ya que estábamos en esto llegó la que inició todo, si, “Mátenme porque me muero”, aquí por fin Emi despertó y nos pusimos a brincar un rato, yo saqué el disco “blanco” que llevaba (es prácticamente de ese sencillo) y se lo mostraba a Sabo, para que viera que ahí estábamos, listos para que bajara a firmarlo.
Llegó así la mejor de la noche –para mi-, me encanta como le pega a la bataca el André, y ahora si, todas las cabezas greñudas a brincar a un solo ritmo, todas las voces ya eran una sola entonando “perdí mi ojo de venado, nadie me va a proteger…”
Para cerrar ésta parte llegó la número 23… “serán los dioses ocultos o serás tu…”
Último encore.
Con la piel mas que erizada por toda la enorme vibra del lugar, llegó a escena Marcovich, sorprendentemente se dirigió al publicó para decirnos “¿quieren bailar? “– y comenzó con con algo muy sabroso-, después nos preguntó “¿quierén cantar?” y cual José Alfredo tocó “El Rey”, mientras todos coreábamos “yo se bien que estoy afuera pero el día que yo me muera se que tendrás que llorar…”, en ese momento uno de los chavos que estaban adelante de mi, me dijo “tu tienes que seguir siendo el Rey para él –señalando a Emi-“ y me ofreció su vaso de chela, le agradecí pero insistió en que le diera un trago, así fue que me hermané con él en el ritual de las babas caifanescas, jajaja.
Ahora salieron de nuevo los cinco y Sabo anunció la siguiente rola “Nos vamos juntos, aunque sea a la chingada”… y después vino “Yo se bien que estás dormida”, wooow, una rola del Marcovich, que bien, hace mucho mucho que no la escuchaba en vivo. Ya pasaban de las tres horas de concierto y Emi estaba perdiendo, entre el ruido y el sueño.
Un último respiro y se paró a corear “no dejes que, nos coma el diablo amor…” me encantó como se escuchó ésta, la sentías en cada parte del cuerpo, tu tórax parecía una extensión de la bataca de André. Mas brincos con “Afuera”, para preparar el momento de la noche, como siempre, la canción mas cantada por todos, la que te hace vibrar de pies a cabeza, siiii, por fin llegó “La célula que explota”, ahí agarré al Emi como si fuera mi cuate “chelero” y desgarramos lo poco que nos quedaba de voz con “hay veces que quisiera morir contigo y olvidarme de toda materia, pero no me atrevo…”, mientras tanto, el Palacio de los Deportes se llenaba de lucecitas de las bolas de espejos, las voces de la banda calaban hasta el tuétano, en verdad, es increíble la catarsis que provoca ésta canción.
Y para el gran cierre (30 canciones), la que los llevó a la fama y a la fortuna, nada mas y nada menos que la “Negra Tomasa”, todo mundo bailando como en salón de La Guerrero, jajaja.
Y ahora si los gritos a full, besos por aquí, te amos por allá, hazme un hijo por acá, jajaja… se les veía las caras de emocionados a los cinco, poco a poco se fueron reuniendo en el centro, mientras Emi y yo nos movimos a la primera fila viendo todo el show, el clásico abrazo lateral y la reverencia para agradecer a toda “la raza”, las baquetas volaron, las uñas igual y después el “Club de Fans” les dio una gran manta para que Alfonso la cargara y la mostrara a todo el público, se las regreso y Emi me dijo, “viste papá Alfonso les dijo, todo esto es por ustedes”.
Se prendieron la luces y a lo lejos vimos que la fotógrafa estaba recogiendo sus cosas, le gritamos y le gritamos para que nos rolara el “set list”, pero no nos escuchó, ni hablar, lo bueno que ya en la tarde alguien lo subió a la Interné :P
Fin del sueño.
Gracias a todos los que hayan tenido el tiempo de llegar hasta acá, Emi y yo les enviamos un enorme abrazo.
Y casi lo olvidaba ¡MIL GRACIAS! a la gente de “Corona Music” por regalarnos esa noche inolvidable en nuestras vidas, y que conste, que yo soy fan de “Las Vickys”, y ahora, mucho más.
También muchas gracias a Óscar Ortiz de OCESA que estuvo al pendiente de nosotros en todo momento.
¡SALUD!
Héctor Hernández Félix
Junio, 2013