Enrique Inda Goycoolea, Arquitecto, empresario, miembro de la Sociedad de Bibliófilos Chilenos y director de la Fundación Pablo Neruda señala sobre el apellido O'Higgins
1. Existen varios documentos, en los cuales el apellido de don Ambrosio O'Higgins aparece escrito de distinta manera: Higinz, Higgins, Higins, etcétera, lo cual obedecería a varios motivos propios de esa época: la inexistencia de lo que hoy conocemos como Registro Civil; la ignorancia y desprolijidad de las pocas personas que sabían escribir; los apellidos se transcribían de oídas; es decir, se escribía en el papel lo que el escribiente creía haber escuchado; el escaso interés por corregir dichos errores, y finalmente el más importante de todos: los libros y documentos eran escasísimos y quienes los poseían constituían una élite de la sociedad colonial, sociedad caracterizada por sus pocas luces y rematada ignorancia. Es muy interesante leer documentos de esa época firmados por ilustres personajes de nuestra historia nacional en los que campean los errores gramaticales que harían enrojecer a nuestro popular Condorito.
2. El propio Ambrosio O'Higgins firma varios documentos con el apellido Higgins. Sin embargo, don Demetrio O'Higgins, sobrino de don Ambrosio, que era oficial en la Guardia de Corps del rey Carlos IV, solicitó a un distinguido genealogista, el señor Charles Fortescue, que indagara en el árbol genealógico de la familia en busca de algún título de nobleza que pudiera favorecer ascensos y remuneraciones de su tío. El genealogista, tras recibir los respectivos honorarios por la investigación, informó a la corte española que don Ambrosio era nieto de Juan Duff O'Higgins barón de Ballenary, del condado de Sligo en Irlanda, descendiente de la ilustre casa de O'Neyl, enlazada con la de O'Connor de Ballintober. A partir de allí, don Ambrosio agregó a su apellido la O y el apóstrofe y empezó a firmar Ambrosio O'Higgins barón de Ballenary.
3. La partida de bautismo de don Bernardo, hijo natural de don Ambrosio e Isabel Riquelme, se realizó en la parroquia de Talca el 20 de enero de 1783; es decir, cuatro años y siete meses después de la supuesta fecha de nacimiento del niño, el 20 de agosto de 1778. El párroco, don Pedro Pablo de la Carrera o alguien de la parroquia que sabía escribir, redactó el documento, y el apellido del padre y del hijo lo debió haber escrito según creyó habérselo escuchado pronunciar a los padrinos: don Juan Albano Pereyra y doña Bartolina de la Cruz. Sobre este tema, me permito hacer una observación: el primer historiador en oficializar la fecha de nacimiento de nuestro prócer fue don Diego Barros Arana en el tomo VIII de su famosa Historia Jeneral de Chile (sic) publicado en 1887; es decir, 109 años después del nacimiento de don Bernardo y 46 años después de su muerte. Ni mientras el prócer vivió ni en las primeras biografías tras su muerte, entre las que destacan distinguidos historiadores como Benjamín Vicuña Mackenna y Miguel Luis Amunátegui, se precisa la fecha de nacimiento.
4. Una vez muerto don Ambrosio, cuando ejercía el cargo de virrey del Perú, legó a su hijo Bernardo la hacienda de Las Canteras, ubicada cerca de Los Ángeles en un lugar que denominaban isla de la Laja, pero no le legó su apellido. Hasta esa fecha, nuestro prócer decía llamarse y firmaba sus cartas como Bernardo Riquelme; vale decir, con el apellido de su madre. Al tomar posesión de la hacienda y había cumplido 27 años, don Bernardo inició un largo y engorroso camino legal y notarial, tanto en Lima como en Concepción, para legitimar para sí el apellido de su padre. Poco antes de cumplir 30 años, don Bernardo Riquelme pasó a llamarse y firmar como Bernardo O'Higgins.
